sábado, 11 de diciembre de 2010

Dieta, ejercicio y sueño

Brújula, pólvora e imprenta, por el orden que el lector desee, fueron tres inventos decisivos para el desarrollo de la sociedad del Renacimiento (S.XV y XVI), el renacer de la cultura en Europa tras los oscuros tiempos del Medioevo.

Aparte de otros añadidos, la brújula, se cree que inventada en China en el siglo IX e introducida en Europa a través de la Ruta de la Seda, fue decisiva a la hora de desarrollar la navegación fuera del espacio mediterráneo y de las aguas próximas a la costa oeste de Europa. La brújula permitió explorar las costas africanas, descubrir y cartografiar América (Las Indias Occidentales) así como las Indias Orientales. Tuvo, por tanto, gran importancia en la creación de nuevas rutas comerciales a través de las cuales se importaron no solo nuevos productos sino también nuevos conocimientos y técnicas.

La pólvora fue igualmente importante. Introducida en Europa por griegos y árabes en torno al siglo XIII procedente de China en donde se utilizaba para fuegos artificiales, sirvió para dotar de mayor poderío a los ejércitos y permitirles de este modo la conquista de las nuevas tierras que iban descubriendo.

Por último, el otro gran invento del Renacimiento fue la imprenta de Johannes Gutemberg (1440), aunque también se atribuye a otros impresores y científicos como el alemán Mentelin, impresor de Estrasburgo (1410-1478); el médico italiano Panfilo Castaldi o el holandés Lorenzo de Coster (1370-1430). La invención de la imprenta permitió la fabricación de libros “en serie”, lo que elevó el nivel cultural y permitió la difusión del los conocimientos que, hasta ese momento, se hallaban, fundamentalmente en manos de las ordenes religiosas en cuyas bibliotecas se guardaban celosamente y se copiaban los pocos manuscritos que existían (recomiendo la lectura de la obra “El nombre de la rosa” de Umberto Eco en la que se puede conocer exactamente como funcionaba este sistema de copia en las diferentes abadías repartidas por Europa).

Volviendo al mundo de la gastronomía y la salud, que es a lo que se dedica este blog, creo poder afirmar que tres son también los elementos a tener en cuenta si deseamos perder algo de peso y mejorar nuestra salud.

Cada persona tiene una constitución, una morfología que no se puede cambiar. Unas personas son más bajas, otras más altas, más gruesas o delgadas, más o menos flexibles, etc.

Sin embargo los hábitos que adquirimos durante la vida pueden modificar dicha morfología y afectar además a la salud. Por eso los profesionales sanitarios y los dietistas hoy en día recomiendan terapias combinadas para combatir el sobrepeso que es uno de los mayores problemas al que se enfrenta la sanidad de los países más desarrollados. El sobrepeso no es malo en sí pero multiplica exponencialmente la probabilidad de desarrollar patologías como diabetes tipo 2, hipertensión, problemas articulares en espalda, rodillas y tobillos, etc. Estos problemas, lógicamente empeoran la calidad de vida.

La forma de abordar el sobrepeso es, como he apuntado más arriba, una combinación de terapias: dieta, ejercicio y sueño son los elementos que harán renacer nuestra salud al igual que brújula, pólvora e imprenta hicieron renacer la cultura en la Edad Media.

La dieta por si sola no nos ayudará a bajar de peso hasta alcanzar el ideal (normopeso). Bajar de peso únicamente mediante una dieta puede hacer que nuestro cuerpo se debilite y además necesitará de más tiempo que si combinamos esta con ejercicios aeróbicos, esto es, de baja intensidad pero de larga duración.

Con ejercicio de este tipo conseguiremos quemar grasas y mantener tonificados los músculos aumentando el consumo de energía.

Alguien puede pensar que ya está mayor para empezar a hacer ejercicio. Pues no. Nunca es tarde. Al contrario de los que mucha gente piensa, el cuerpo humano a partir de los cuarenta años está más preparado para soportar ejercicios de baja intensidad durante mucho tiempo que el cuerpo de los jóvenes. Por ese motivo hay tantos corredores de maratón y media maratón que superan la cuarentena. Yo, personalmente, he podido comprobar en pruebas muy duras como los ciento un kilómetros que organiza la Legión en Ronda (Málaga) como había numerosos participantes que superaban esta edad. Muchos de ellos llegan a la meta antes que chicos muy jóvenes y aguerridos.

Lo mejor, por tanto es combinar una dieta bien elaborada (a ser posible por un especialista) con algún tipo de deporte que nos guste y que podamos practicar con otras personas con las que congeniemos. Cuando hablo de deporte me refiero a ejercicio dentro de lo cual también se incluye el baile o el cuidado de un jardín aunque andar mucho a buen paso es algo insustituible.

Por último, recientes estudios de de las Universidades de Otago en Nueva Zelanda y la de Chicago en EEUU parecen haber encontrado una relación directa entre el sueño y el peso corporal. Al parecer, la cantidad de sueño condiciona el nivel en el organismo de dos hormonas, la leptina y la grelina, de modo que, en individuos que han dormido poco, disminuye la primera y aumenta la segunda. La leptina tiende a suprimir el apetito, con lo que su disminución supone una mayor tendencia a comer. Por el contrario, la grelina provoca sensación de hambre, pero en este caso la falta de sueño produce un aumento de esta hormona, por lo que su efecto se suma al anterior. La conjunción de ambos es un aumento del apetito.(ver noticia)

Se estima que 7’7 horas de sueño al día son necesarias para que el cuerpo humano mantenga los niveles de hormonas que regulan su peso. En los últimos cien años los europeos han reducido su período de sueño en ¡cerca de una hora y media al día! Una barbaridad que ha acabado influyendo en nuestra salud.

Si decidimos estar mejor el próximo año planteémonos un cambio de hábitos: dormir un poco más, hacer algo de ejercicio y comer mejor. Lo bueno de esto es que es barato y además, en el fondo, todos sabemos como hacerlo.

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